El recurso humano es el más valioso de una empresa. No importa cuánto dinero acumule esta en los bancos, cuántas propiedades estén a su nombre, cuántos bienes activos funcionen, la gente que trabaja para usted son las que hacen que sus servicios o productos sean excelentes.
Las mejores compañías se construyen con el mejor personal. Si bien es cierto que no podemos obligarlos a trabajar hasta el final de sus días en nuestras oficinas o centros de empleo, como líderes debemos buscar las maneras de motivarlos a quedarse. Esto no quiere decir que sea obligatorio, porque la gente motivada trabaja mejor, pero sí hay una serie de aspectos que puede poner en práctica para evitar la fuga de talentos.
Revisar cada cierto tiempo los salarios y beneficios laborales, puede ayudar a mantener a los empleados satisfechos. Si bien el dinero es muy importante, no es lo único que influye cuando se habla de fuga de talentos, pues también es importante la libertad que tenga el trabajador para desarrollarse personal y profesionalmente; la flexibilidad en los horarios y la licencia que se les conceda para fomentar la creatividad en su área laboral.
El empleado correcto en el cargo correcto
Otro de los puntos a considerar para evitar pérdidas de nuestra mayor fortuna empresarial es que sus colaboradores estén en las posiciones correctas. Muchas veces se acercan a los departamentos de captación laboral personas con buenos perfiles, postulándose a vacantes que no necesariamente les agradan, solo por la necesidad de tener un empleo estable. Es mejor tener a la persona correcta en el puesto correcto, para que la productividad y la calidad del trabajo sea la mejor posible. No pierda tiempo ni someta a otro a labores que no son acordes a su perfil.
Los empleados ven con agrado que las empresas los motiven a seguir adelante con programas educativos financiados por la compañía y capacitaciones constantes. Esto va unido con el hecho de que se generen posibilidades de ascenso que le permitan crecer dentro de la organización, a la par del enriquecimiento profesional.
Los líderes de equipo y supervisores deben estar capacitados a nivel gerencial. Ya que cualquiera no puede ocupar estos cargos. Los malos superiores generan también fugas de cerebros y disminución de la calidad del trabajo. Las gratificaciones son mayores cuando el equipo trabaja conjuntamente como piezas recién aceitadas de una maquinaria.
Las empresas tienden a olvidar el reconocimiento simple de la labor de sus empleados. Por muy sencillo e insignificante que parezca, los empleados siempre estarán esperando una palmada en la espalda cuando lo hacen bien.